CF06 - Estella - Los Arcos - 20,6 km

Salida de Estella: Rutas hacia Azqueta

Desde Estella, el camino sigue por la carretera N-111 en dirección a Logroño. A pocos metros de la estación de servicio, se abandona la carretera por la derecha para adentrarse en las calles de Ayegui. Desde aquí, el peregrino tiene dos opciones:

Opción A: Continuar por el mismo lado de la carretera, pasando junto al Hotel Irache, hasta llegar a Azqueta.

Opción B: Cruzar la N-111 hacia las Bodegas Irache, donde se encuentra la Fuente del Vino, instalada en 1991. Después de disfrutar de esta curiosa fuente, se atraviesan los jardines del Monasterio de Nuestra Señora la Real de Irache, dejando el monasterio atrás. El camino continúa en dirección a Azqueta, pasando por un encinar que se encuentra entre el Montejurra a la izquierda y la N-111 a la derecha.

En ambas opciones, el punto de referencia visible es el caserío de Azqueta, situado sobre una colina.

Hacia Villamayor de Monjardín

Una vez en Azqueta, el camino desciende pasando por una vaquería, la cual se deja a la derecha. El recorrido sigue por un camino que atraviesa campos de cereal y viñedos, hasta llegar a Villamayor de Monjardín, tras recorrer poco más de 1 km. Antes de llegar a la población, se deja a la derecha la Fuente de los Moros. Desde el monte que se eleva sobre Villamayor, se pueden ver las ruinas del castillo de Monjardín, dominando el paisaje.

De Villamayor a Los Arcos: El Camino de la Soledad

Desde Villamayor de Monjardín, el camino desciende por una carretera asfaltada en dirección a la N-111, pero sin ingresar en la carretera. A la derecha, se toma una pista de concentración que llevará al peregrino hasta Los Arcos, a 12 km de distancia.

Este tramo del camino de Santiago es bastante solitario, ya que no se encuentra ningún poblado entre Villamayor y Los Arcos. El recorrido avanza por una pista ondulada entre campos de cereal y viñedos, cruzando los términos de La Cañada, Cogullo y Capanaldia. A lo largo de este trayecto, se deja un corral semiabandonado y se sigue bordeando una ladera poblada de coníferas. El camino cruza un pequeño arroyo, casi oculto entre los juncos, antes de ascender ligeramente por el portillo de las Cabras. Desde este punto, ya se puede ver la villa de Los Arcos, situada a poca distancia.